Soneto Octosílabo II

Los sonetos no me salen
y estoy por volverme loca
queriendo ya que mi boca
pronuncie letras que igualen

mi sentir y que señalen
el deseo que me sofoca:
escribir lo que me toca
que las letras no resbalen

que mi pluma las convierta
rimando en bello sonido
que de una mano inexperta

construyan un blanco nido
dejandome el alma abierta
a un futuro colorido.



Liliana Varela

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Cuando cierro los ojos, mis amigos,
mi percepción se vuelve poderosa;
escucho el vuelo de una mariposa
y la luz atrapada en los postigos.

En esta foto ustedes son testigos
de alguien que escucha a su querida esposa
mientras vierte con voz maravillosa
un cuento que estremece los ombligos.

Con mis ojos cerrados capto el trueno
de lejanas tormentas tropicales,
capto las consonantes, las vocales

que salen de la boca de mi amada
y escucho nítido el ruído del veneno
con que se mata la esposa despechada.

Jorge Luis Estrella

es que no paras...!

Mi alma de tambor y de trompeta,
cual Mester muy versado en juglaria,
por ende de los tiempos saltaria,
la cama de señora muy coqueta.

Con arte a su ventana cantaria,
por verla por la noche tan despierta
que luego me arrojase de su puerta
la llave que que la misma me abriria.

En odas mi voz se desharia;
el alma de tambor y de trompeta
mostrara la mas bella melodia.

Despues de los versos y del ruido,
sintiendo mil disparos de escopeta,
me escondo de los celos del marido.

Emilio Medina M.

Cosas de la edad.

Pasando de la edad adolescente
serenas las ideas y sin dudas,
camino acompasado y ya maduras
las sabias decisiones del presente.

¿Hay motivo de pecar como imprudente
si de heridas amorosas, buscas cura?,
es mejor el consejo competente
que la mala reflexion de la locura.

Si en herida de amor, sufre tu alma,
no te des la batalla por perdida,
solo tienes que pensarlo, con gran calma.

Si despues de calmado ves la herida,
que tu sangre continua derramando,
es momento de empezar, nueva partida.

Emilio Medina M.

No se preocupe, usted, señor Emilio,
que yo me llevo bien con las mujeres,
no mezclo con disputas los placeres
y soy un rey usando el utensilio.

Mi vida así es un eterno idilio,
yo cumplo en el amor con mis deberes
y las muchachas son tan dulces seres
que pueden alegrar hasta un exilio.

Ha resultado usted rival muy duro,
rival, no, amigo y con creces,
amigo de los buenos, le aseguro,

creativo, gracioso y sin dobleces;
al que le digo, más que decir, le juro:
mi prima, más que ruído, es puras nueces.

Jorge Luis Estrella

A LOS QUE ME OLVIDARON

No me dañan la fuerza ni violencia,
ni el lejano reir de los extraños.
Me duele más, al paso de los años,
del que amigo llamé, esta triste ausencia.

Este añorar la ya muerta querencia,
no poder enterrar los desengaños,
la traición ocultarla tras los paños
de la vida, la historia, la impotencia.

No me duelen las veces que he perdido.
Pero se me abren las heridas, tantas,
de los que me dejaron en olvido.

Y vuelven cual fantasmas que no espantas:
aquellos que no están cuando les cantas,
memoria alerta, el corazón tendido.

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Blanca Barojiana