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7/14/2007
PAYASO
Blanca Barojiana
Ya no me amas. Y yo soy el payaso
que te provoca risas y alegrías,
tornando en carcajadas las tan frías
lágrimas maquilladas del fracaso.
Ya no me amas. Me dices que si acaso
erraste ayer, diciendo me querías,
me debo sonreir, que en esos días
te embromó en confusión mi alegre paso.
Me hablas de amistad y de pureza:
¡Qué alegre estoy! ¡Si así es como te quiero!
¡Ay, qué feliz me hace tu fortaleza!
Ríe conmigo, amor, ¡si yo te espero!
Mis risas guardarán de sinsabores
la tumba de tu amor, llena de flores.
-.-
Blanca Barojiana
SONETO A SALVADOR PLIEGO
Jorge Luis Estrella
Quiero confesarte, amigo Pliego
que he besado en la boca a tu poesía
y, que de tanto leerla, la hice mía
y, que de tanto besarla, es como un fuego
que me quema los labios y que luego
me quema el corazón con su alegría
y quíero más y más de su ambrosía
y dame más y más, yo te lo ruego.
Uno se vuelve adicto a tanto beso,
a tanto mar, a tanta marejada,
a tanta piel de noche acariciada
que no sabe que hacer si no está eso:
la boca de tu poesía apasionada
cayendo en el amor por propio peso.
Jorge Luis Estrella
7/13/2007
Soledad compañera
Cristina Longinotti
La fría soledad se arrastra y trepa
desde mis pies incautos hasta el pecho
y, como si tuviera algún derecho,
transforma mi vergel en una estepa.
La oculto: no me gusta que se sepa
que el monstruo vive en mí y está al acecho;
jamás confesaré que le di techo
por piedad, y aún así gruñe y me increpa.
Por tener compañía, la alimento
con restos de un amor desencontrado,
manjar que la mantiene siempre alerta.
Cuando se acabe al fin el bastimento,
devorará mi corazón helado
y ya no estaré sola, sino muerta.
Cris
7/12/2007
A PABLO NERUDA
Blanca Barojiana
Pablo Neruda, Pablo, si yo para cantarte
no tengo más que penas que tornas alegrías,
más que una voz desnuda entre el barro y la hierba
y una luna creciente de tu melancolía.
Una mujer del pueblo, quizá un poco cansada,
me cobijo en tu casa de acuáticas maderas,
y el perro que la guarda me cruzará a tu orilla
cuando al fin amanezca la justicia que esperas.
Déjame que la aguarde refugiada en tu canto
y deja fluir el verso para curar la herida
y de entre los espinos haz que estallen las flores.
Seré tu mariposa, alas mi alma partida,
porque, Pablo, ¿no sabes?, la noche está estrellada
y encontré en tu palabra la esperanza y la vida.
Blanca Barojiana
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