La vida se va en sangre y desespera
mordiéndose la cola en su rutina:
amanece la luna, el sol declina
y vuelve a pendular en su quimera.
Tropieza cada tanto y se lacera
con el filo imprudente de una esquina;
una vez y otra vez se desanima
y otras tantas resurge y se reitera.
En busca de un tesoro va excavando
en la arena, tenaz, pozo tras pozo,
sin saber que el lugar ya está vacío.
Y persiste sin ver cómo ni cuándo
ni hasta dónde se extiende el calabozo
en que se pudre a diario su albedrío.
Cristina Longinotti
1 comentario:
Brillante, Cris.
Suerte que pasé por aquí
Carlos
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