No se preocupe, usted, señor Emilio,
que yo me llevo bien con las mujeres,
no mezclo con disputas los placeres
y soy un rey usando el utensilio.
Mi vida así es un eterno idilio,
yo cumplo en el amor con mis deberes
y las muchachas son tan dulces seres
que pueden alegrar hasta un exilio.
Ha resultado usted rival muy duro,
rival, no, amigo y con creces,
amigo de los buenos, le aseguro,
creativo, gracioso y sin dobleces;
al que le digo, más que decir, le juro:
mi prima, más que ruído, es puras nueces.
Jorge Luis Estrella
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