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Reconoce la paz un campesino
cuando libre pueda ir por la campiña
sin minas quiebra patas por la viña,
mirando que no asalten su destino.
En su ser hace nido un torbellino,
un día se llevaron a su niña,
olor de fusiles y odio en la riña,
trozos de su alma toma en el camino.
Palomas blancas tristes manos frías
vuelo de rezos canto de responsos
en procesión gris multitud llorosa.
Crueles rapando a la vida alegrías
trapos tricolores ondean sonsos
bandera no hay, nuestra, ella fue ociosa.
. . . . . . . . ..
Fui nacida y crecida sobre el llanto
testigo soy de crónicas de espanto!
Ana Lucía Montoya R.
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