envuelve con calores los caminos,
haciendo dolorosos los destinos,
de aquellos caminantes en la nada.
De niño paseabas la mirada
feliz por tan curioso desatino,
de ver como el volar del estornino
enseña a planear a su nidada.
El tiempo recorrido en unos años,
llorosos que pasaron, y hoy los veo,
alegres con promesas sin engaños.
Recuerdos de niñez, feliz y huraño,
soñando soledad en el paseo,
llegando de mayor, el desengaño.
Emilio Medina M.
9 Diciembre 2011
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