9/12/2007

Admito la verdad, no hay más remedio:

Ma. Cristina Longinotti
sonetos

Admito la verdad, no hay más remedio:
jamás he de fingir que no exististe.
Testigo: el corazón que dividiste
y que no encuentra ya su punto medio.

El tuyo sucumbió tras el asedio,
pero nunca del todo: resististe
con la fe del fanático que insiste
en apartarse siempre del promedio.

Me contagiaste sin remordimiento
y fue mi amor tan ciego, tan carente
como el absurdo adiós de tu partida.

Pero, aunque me pesó, no me arrepiento
de esa breve ceguera incandescente
que iluminó, fugaz, toda mi vida.

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