A veces, cuando el sueño se evapora,
el dragón que custodia el paraíso
me franquea la entrada, de improviso,
durante el breve lapso de una hora.
El intelecto acude sin demora
a gozar del insólito permiso
como un siervo que, apenas manumiso,
hasta la indigestión bebe y devora.
Ensaya, horticultor improvisado,
un injerto del árbol de la ciencia
en sus dictatoriales ecuaciones.
Y, preso por golpista, es declarado
culpable de aprobar la preeminencia
inconstitucional de las razones.
Cristina Longinotti
1 comentario:
buenas
me gusto tu blog
y nada, dejo una huella del mio ya que esta
besos
cuidate
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